Nadie nace aprendida. Y si dedicamos gran parte de nuestra vida a aprender, con más razón me parece necesario formarse para una de las misiones más importantes: ser madre. Y no me refiero a ser madres perfectas, sino simplemente a tomar la responsabilidad que hemos elegido para hacerlo lo mejor posible. Igual que te esfuerzas por hacer las cosas bien en el trabajo, hacer lo mismo en casa con las personas más importantes de tu vida. En este artículo te voy a contar qué 4 libros para madres hicieron de mí una mejor madre.

La sargento de hierro

Nunca me gustaron especialmente los niñ@s, no sabía muy bien cómo relacionarme con ellos y tenía el concepto de que cuando se enfadaban o tenían rabietas era porque eran unos malcriad@s. «Vaya madres que no ponían límites y consentían a sus hij@s”, pensaba. De hecho de niña decía que quería ser soltera y vivir con mis amigas. Nunca hubo deseo de ser madre.

Los años pasaron, me casé y después de 3 años de repente llegó ese deseo. Fue algo nuevo en mí y fue muy emocionante cuando el predíctor dio positivo. Comencé a leer libros sobre el embarazo, me encantaba conocer en qué momento del desarrollo estaba, lo que ya podía hacer y sentir y fue precioso notar cómo mi pequeñín crecía dentro de mi vientre.

Recuerdo que cuando mi embarazo ya estaba avanzado, mi jefa de entonces me dijo: “Vaya madre más amorosa que vas a ser”. Y yo le dije: «¡Qué va! Seré una especie de sargento exigente». Con el tiempo me di cuenta de que ella tenía razón, ella vio lo que habría en mi corazón que yo no fui capaz de ver entonces. Ella vio la madre comprensiva y bondadosa que llegaría a ser aunque yo creyera que la Teniente O´Neil manejaría el cotarro.

Y así nació Miguel. Y de repente me di cuenta de que no sabía nada. Había leído varios libros para madres sobre el embarazo, pero no me había informado de qué hacer después. Me sentía perdida, sin criterio y me asaltaban muchas dudas ¿Le ponía chupete? ¿Le cogía siempre que llorase? ¿Le dejaba llorar para no acostumbrarle? ¿Es normal que se despierte tanto por la noche? ¿Será malo darle tanta teta? ¿Es normal sentirse triste a pesar de haber sido madre? ¿Por qué siento soledad? ¿Soy por eso una mala madre? ¿Cómo ser mejor madre?

El libro que mató a la Teniente O´Neil

Pensé que lo mejor sería pedir ayuda a una persona de la que me fiase de su criterio. Conocía a esa persona. A la semana de estar en casa llamé a Eva y le pregunté si veía mal que cogiera en brazos a Miguel. Ella, prudentemente no opinó, simplemente me invitó a leer el primero de los libros que me hizo ser mejor madre: “Bésame mucho” de Carlos González. En este libro descubrí el mundo de los bebés, me hizo ser más empática con sus necesidades y entender cómo las expresaban.

De repente fui consciente del cambio tan alucinante que suponía para ellos el venir el mundo. Estar 9 meses dentro de una bolsa calefactada, un lugar cerrado y protegido, donde cada poro de su piel está cubierto de un líquido calentito. Un lugar en penumbra, donde todos los sonidos están amortiguados y escuchas de cerca el latido de mamá. Y un buen día, sales al exterior, donde todo es frío, ruidoso, con demasiada luz, demasiado espacio, donde sientes hambre, te duele la tripa, estás indefenso y ya no escuchas el latido de mamá.

Después de ser consciente de esto ¿Cómo dejarle llorar? ¿Cómo no cogerle en brazos? ¿Cómo no tenerle cerquita el mayor tiempo posible? La teniente O´Neil tenía los días contados y yo empecé a crear mi propio criterio, lo cual también me hizo más fuerte ante los “consejos” y comentarios de las personas que opinaban constantemente de cómo debería hacer.

El segundo libro

El segundo libro: “Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen” de Adele Faber y Elaine Mazlish lo encontré buscando solución a la necesidad que tenía de entenderme con Miguel a medida que iban pasando los meses. Empezaba a decir alguna palabra, a tener su personalidad, a moverse, y sobre todo a enfadarse cuando quería hacer algo que yo no le dejaba.

Había encontrado una forma respetuosa de relacionarme con los bebés y quería desarrollar otra forma respetuosa adaptada a su momento vital y que me acompañara durante su crecimiento. Leer este libro supuso un antes y un después.

Las psicólogas Adele y Elaine llevaron varios grupos de padres y lo vivido en esas sesiones aportan gran cantidad de experiencias y problemáticas en las que sentirte identificada. Es un libro muy, muy práctico y te hace ser capaz de desarrollar una comunicación y relación con tus hij@s basada en el respeto, la comprensión, la empatía, la negociación, colaboración y adaptada a tu situación particular. Y sobre todo desde la perspectiva de una maternidad real.

Y además me encanta como empieza el libro: “Era una madre fantástica antes de tener hijos. Me consideraba una experta analizando por qué había problemas en otras familias. Luego nacieron mis tres pequeños”. Jajaja, le pasó como a mí, la teniente O´Neil tuvo que bajar las armas. Mi mejor versión de madre seguía avanzando.

¡Socorro! ¡Necesito un tercer libro!

La vida se abre camino como en “Jurasic Park” y me quedé embarazada de mellizos. Nacerían para cuando Miguel tuviese 22 meses. Siendo consciente de lo que se me venía y pensando en mi pequeñín que se iba a convertir en hermano mayor con mayúsculas, me puse manos a la obra para tener más herramientas. El embarazo era el momento ideal para seguir leyendo, después con 3 bebés no tendría tiempo ni para hacer pis.

Después de todo lo que me gustó y ayudó el libro de Adele y Elaine (ya son como coleguillas), me puse e investigar y resulta que tenían otro libro que se llamaba “Hermanos, no rivales”. El título me pareció brutal y lo compré de cabeza convencida de que encontraría lo que estaba buscando.

Si los demás me encantaron, este fue la leche. Me hizo reír, llorar y aprender mucho, mucho. Tocó mi corazón de una manera especial y solo puedo recomendarte que lo leas, incluso aunque solo tengas un hij@. También hay conflictos cuando él o ella se relaciona con otros nin@s cuando vais al parque, o con amig@s o familiares. De verdad, es oro puro. No puedo explicarte más, me pareció sublime y ya está. Léelo y me cuentas.

Un regalo inesperado

El cuarto libro también llego de manos de Eva (Eva es genial): “Lo que hacen las madres, especialmente cuando parece que no hacen nada” de Naomi Stadden. Esta vez fue un regalo inesperado y unos años después, cuando ya los mellizos tenían 2 años y Miguel casi 4.

Me hubiera gustado haberlo leído antes porque cuando llevas mucho tiempo criando en exclusiva a tus hij@s, sin un trabajo remunerado ni aparentemente productivo, llega un momento en que parece que estás perdiendo el tiempo y tienes la sensación de que no estás haciendo nada de provecho ni de valor ¿Qué he hecho en toda la mañana? ¿Jugar con mis hij@s, darles de comer, atenderles, lavar la ropa mientras dormían, recoger 4 veces y ducharme en un minuto? Eso es nada a los ojos de este mundo donde tanto valor se da a la productividad y al dinero que tu trabajo produce. Si no ganas dinero, no estás aportando a la sociedad.

De hecho nadie lo dice, pero se nota en el ambiente, en los comentarios sutiles de la gente que anteriormente habían alabado el tiempo inicial de crianza, pero ahora empezaba a parecerles demasiado e innecesario tanto tiempo con mis peques.

Fue un libro muy consolador y reconfortante que me ayudó a valorar esos años de crianza (sobre todo cuando de verdad parece que no haces otra cosa que estar con tu bebé) y a sentirme orgullosa y segura de haber tomado esa decisión.

Espero de corazón que estas recomendaciones te sirvan para ver lo valiosa que eres, para ayudarte en la relación con tus hij@s, para ser más comprensiva con sus necesidades y para disfrutar más de tu maternidad real e imperfecta.

Un abrazo de purpurina.